Nikko es un lugar perdido entre las montañas y los bosques altos de Japón, a sólo dos horas de Tokio. Se puede conocer fácilmente en un día si uno no quiere gastar mucho en hospedaje y recomiendo llegar temprano para explorarlo con toda calma y disfrutarlo con calma aunque, naturalmente, lo más seguro es que esté lleno de turistas los fines de semana.
Este lugar tiene el título de Patrimonio de la Humanidad de UNESCO por sus templos y santuarios, los cuales decoran a Nikko entre sus bosques. Su santuario más reconocido es el Toshogu, donde se originó el proverbio de los tres monos sabios “no ver, no oír y no decir” de filosofía budista. También es un importante lugar de descanso para uno de los más grandes emperadores japoneses.
Naturalmente, todas las construcciones están perfectamente conservadas y es maravilloso ver los detalles con los que cuentan estos templos y santuarios; son una muestra más de la famosa disciplina japonesa que perdura por siglos.