Tokio es la ciudad de las luces de neón, de los mil y un olores a deliciosa comida y del estridente sonido de karaokes y pachinkos. Tokio es la ciudad de las sorpresas, ya sean en forma de color, de sabor o de sensación. Y es incansable. Esos pequeños detalles están a la vuelta de la esquina, dispuestos a sacarnos siempre una sonrisa. Como cuando paseas por Shinjuku, doblas la esquina en dirección a Kabukicho y ahí está, a lo lejos: tras los rascacielos la imponente cabeza de Godzilla asoma, dispuesta a ser tan temida como fotografiada.
Con un tamaño aproximado de 12 metros y situada a unos 40 metros de altura, la cabeza de Godzilla preside Edificio Shinjuku TOHO, un rascacielos comercial destinado al ocio cuya restauración fue inaugurada el pasado 2015. El monstruo que ha arrasado una y otra vez la ciudad Tokio de un modo metódico, sale de la gran pantalla y se alza hoy como dueño y señor de un cruce urbano transitado por infinidad de turistas. ¿Existe mejor reclamo publicitario?
El entramado de altísimos edificios rodean la figura de Godzilla que, a pesar de su altura, se camufla en el paisaje urbano como si fuera uno más. ¡Pero no es capaz de resistirse al objetivo de ninguna cámara! Su privilegiada ubicación le confiere una condición de escenario ideal para inmortalizar el lado más geek de Japón. Incansables visitantes posan todos los días frente a un paso de cebra que, a pesar de parecer ordinario, esconde uno de los detalles más divertidos del barrio de Shinjuku.
Para quienes no se conformen con la foto a pie de calle, el hotel Gracery Shinjuku pone a disposición de sus clientes tanto una habitación con vistas a la increíble reproducción, como habitaciones temáticas decoradas con figuras del monstruo japonés más famoso del mundo. ¿Quién es capaz de resistirse a pasar una noche junto al temible Godzilla?